En un poco más de un mes y medio se celebra un nuevo día de la Madre y quiero aprovechar para contarles mi experiencia de haberle regalado a mi madre, Elvira Diehl de Zemborain, un libro de sorpresa acerca de ella y su historia (que es también la mía).
Una de las cosas que más me llamó la atención al hacerlo, quizás por ser hijo mayor, fue descubrir lo mucho que yo sabía de acerca su historia.
Evidentemente los cuentos que ella me ha venido contando desde chico fueron quedando en mi memoria y bastaba solo tener la excusa de contarlos para que todas estas memorias vinieran a mi mente.
La idea era sorprenderla, pero mientras avanzábamos con el libro, me daba cuenta de que esto iba mucho más allá y que era más importante de lo que yo suponía: este libro con el pasar de los años iba dejar un testimonio de la historia de nuestra familia a mis hijos, mis nietos y a quienes viniesen después. En realidad le estábamos haciendo un regalo para siempre.
El proceso de hacerlo fue muy emotivo y muy movilizador para nosotros. Invitamos a participar a más de 100 personas que contaron historias y anécdotas sobre mamá, y aprovechamos para incluir además el recuerdo de varias personas que fueron muy importantes en su vida y que hoy ya no están.
Su sorpresa y lo halagada que se sintió al recibir el regalo hizo que nuestro esfuerzo valiera la pena.
En estos más de 10 años hemos hecho muchos libros de sorpresa de hijos a sus madres y las anécdotas que tenemos son innumerables, me gustaría compartir con ustedes algunas de ellas:
Tita es una señora adorable, una vez le entregó a su hijo mayor una tarjetita para que guardara en su billetera que decía así: "Llamar a mamá sin falta. Para decirle... nada, pero a ella le gusta".
¿No es genial?
Recibió su libro en Nochebuena y se pasó toda la noche leyéndolo. Estaba tan contenta que durante el verano se dedicó a mostrarlo a sus amigas de la playa que le decían que les impactaba el cariño que le tenían sus hijos... y ella estaba encantada.
Marina nos contó que cuando le dieron el libro sorpresa a su madre, ella se contuvo y evitó mostrarse demasiado emocionada, "mamá es muy contenida no le gusta mostrar sus emociones" nos explicó en su momento Marina.
Unos días después la encontró saliendo de su dormitorio con el libro en la mano y sus ojos llorosos, "mamá ¿qué te pasa?" le preguntó y ella sorprendida de que la hubieran descubierto desarmada emocionalmente le contestó: "¡y qué querés tonta...!"
Por ello para quienes tienen la suerte de tener y querer a su madre o para quienes guardan con cariño su recuerdo siempre vivo, el día de la Madre es una buena excusa para hacerle (y hacerse) este regalo del corazón.
Falta más de un mes, y si empezamos ya, todavía estamos a tiempo de ayudarlos a hacerlo... aunque cuando se trata de halagar y sorprender a un ser querido, cualquier ocasión o fecha es buena.
Afectuosamente,
Eduardo Zemborain |